Hoy
no vas a tener tu regalo de cumpleaños, pero quiero que tengas unas líneas de
esas que no se borran con el tiempo.
Porque
hoy intenté recordar el momento o los momentos que hicieron posible caminar en
la misma dirección durante tantos años. Después de mucho pensar y de revisar
cajas de recuerdos puedo decir que fueron las clases de Literatura las que lo
hicieron posible: pupitres de madera y la Generación del 27.
Y
también cartas, escritas en el 97 de mi puño y letra... nada de ordenadores. En
esos tiempos en los que se buscaba un sobre y un sello y dejabas que se
deslizase en el buzón con la esperanza de que llegase pronto.
En
los años más perdidos me diste luz, y en los mejores sigues a mi lado. En mi
casa no eres un amigo, eres familia. Testigo de mi boda y de mis pasos. Porque eres y serás mi
hermano, porque cambiamos el Camp Nou por los trileros y no te importó. Por los
viajes en Crenspa, por los cafés de tardes enteras cuando éramos estudiantes y
por los breves de ahora. Nuestra amistad no depende del tiempo, somos la suma
de instantes que nacieron entre Valle Inclán y Lorca y seguirán sumando para
demostrar que la amista más sincera sí existe y el ejemplo eres tú.
Feliz
cumpleaños Pito, un año más.
25 de febrero de 2012