viernes, 31 de mayo de 2013

Un poco de magia...



"Que tus enemigos se alejen de tí.
Si adquieres riquezas, que estas permanezcan contigo.
Que tu belleza sea como la de la Apsara 
A donde quiera que vayas, 
que muchos te atiendan y protejan rodeandote a  ti y los tuyos"



sábado, 25 de mayo de 2013

Mateo quiere soñar



Mateo no tenía sueños, sabía lo que era soñar porque lo había escuchado en el cole. Todos sus compañeros habían tenido algún tipo de sueño alguna vez y lo recordaban, pero él no. A veces se echaba en la cama y cerraba fuerte los ojos para intentar descubrir  lo que era soñar.


--¿Cómo puedo tener un sueño?--, le preguntó una noche a su mamá.

 “Los sueños llegan cuando todo lo bonito que tienes guardado en tu cabeza sube al cielo por una escalera. Es entonces, allí arriba, cuando la magia empieza a aparecer. Pero yo no puedo contarte más… eso lo tienes que descubrir tú.  No te preocupes que el día que menos lo esperes aparecerá esa escalera”

Una noche por fin ocurrió lo que él tanto esperaba. Sin pretenderlo, en mitad de la noche algo empezó a moverse dentro de su cabeza y una historia mágica empezó cobrar vida. De pronto estaba en una calle que no conocía, su abuelo estaba con él pero no estaban aparcados los coches que a él tanto le gustaban. Al fondo de la calle había una montaña muy grande de color azul y las nubes discutían entre ellas para ver quién era la primera que la rozaba con sus cuerpos de algodón.



Mateo estaba sorprendido, ¿nubes que hablaban?, ¿una montaña de color azul? Le gustaba lo que estaba viendo pero a su vez le asustaba un poco. Entonces buscó la mano de su abuelo para cogerla fuerte pero… había desaparecido!! En su lugar había un hada de rubios cabellos que le animaba a acercarse a la montaña azul.
Mateo y el hada empezaron a correr para intentar llegar a la montaña azul, pero cuanto más corrían más se alejaba. Qué situación tan sorprendente, ¿cómo podía ser posible?, ¿dónde estaba su casa?




El hada cogió la mano del niño y le dijo que tenían que darse prisa, se estaba acercando el momento de despertar y tenía que devolverlo a su cama antes de que papá y mamá se levantasen.
De pronto, Mateo abrió los ojos y apareció en su cama de nuevo. Una sensación difícil de describir estaba apareciendo. No sabía si estaba asustado o sorprendido, si se sentía feliz de verse de nuevo en su cama y en su casita o si en el fondo le hubiese gustado llegar a alcanzar esa montaña azul.

A la mañana siguiente se despertó y  recordó toda su aventura nocturna. ¡Por fin había viajado a ese mundo mágico del que tanto hablaban sus amigos! Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!


Gracias a Anabel García Capapey - Terapia Gestalt y Cuentoterapéuta-  por animarme a escribir los cuentos que invento inspirados en el día a día con mi hijo mayor Gabriel.
May, Zaragoza, 24 de mayo de 2013