Dije que te escribiría un mensaje para contarte que tal la clase del pasado día 12 de diciembre y todavía no lo he hecho.
¡Tenía que contarte tantas cosas y tan especiales que he pensado que la mejor
manera era esta!
Ese viernes tenía un reto importante. La clase que tenía que
impartir no era de las fáciles. La sesión se llamaba Imazighen: Hombres
libres. Aquellos a los que nosotros conocemos como bereberes.
Tú fuiste quien me enseñó la diferencia cultural tan grande entre un amazigh
y un árabe. Su territorio, sus
creencias, su cultura, su alfabeto, su bandera…
Desde el primer momento pensé que podía ser una sesión
interesante para mis alumnos ya que lo que un día fue desconocido y apasionante
para mi, seguramente lo sería también para ellos.
¡Y no me equivoqué! Conocimos ese territorio conocido como
Tamazgha, hablamos de bereberes, de Tariq
ibn Ziyad el famoso conquistador del 711, de almorávides y almohades o
de San Agustín y su origen amazigh.
Nos adentramos en la sociedad bereber del Rif. Conocimos a sus últimas alfareras, y las
diferentes manifestaciones artísticas de los imazighen.
Uno de los temas más interesantes fue el de los tatuajes. Me
resultaba de algún modo excesivamente chocante que sabiendo que para el musulmán
el tatuaje es haram ( prohibido) para el imazighen es una parte importantísima de su realidad
cultural, manifestación artística y espiritual al mismo tiempo.
Para finalizar, quise centrarme en los Tuareg, pueblo
guerrero amazigh , cuya historia y mitos no están exentas de romanticismo, aunque
su realidad hoy en dia sea bien distinta a lo que nos imaginamos.
Fue entonces, cuando preparaba la documentación relativa a este pueblo, cuando surgió el momento mágico que he querido hacer protagonista
hoy en esta entrada. Encontré un hermoso video en el que un Tuareg nos muestra
como realiza una pequeña muestra de joyería tribal.
A medida
que el metal iba adquiriendo forma me iba resultando familiar.
Es en el minuto 3.44 cuando nuestro tuareg nos muestra la obra ya finalizada y es entonces cuando la reconozco como algo mio.
Voy corriendo a mi dormitorio y en una de las cajitas en las
que guardo mis “pequeños tesoros” la veo. La misma pieza tuareg que estoy
viendo coincide con uno de los regalos
de las vacaciones de verano que Yons me hizo.
Cómo es lógico, con la pieza en mi mano y sabiendo de su
origen amazigh y más concretamente tuareg me lanzo a buscar algo de información referente a esa pieza… Se trata de la Cruz del Sur o Iferouane. Era llevada
exclusivamente por los hombres y se transmitía de padre a hijo en la pubertad
a la vez que se mencionaba la frase: "Hijo, te doy las cuatro direcciones del
mundo, ya que nadie sabe dónde irás a morir."
Conté todo esto a
los alumnos… Mi regalo, el video tuareg, la pieza y mi carrera hacia el cajón
al reconocerla.
Demasiadas cosas para contar en un
mensaje de whatsapp. No te podía contestar con un “la clase ha ido muy bien, gracias por tu
ayuda”. Ha sido mucho más que eso! Ahora guardo esa cruz con más cariño si cabe. Y cual
amazigh, también se la regalaré a mi hijo mayor cuando llegue a la pubertad mencionando
la eterna frase…"Hijo, te doy las cuatro direcciones del mundo, ya
que nadie sabe dónde irás a morir."
Acaso… ¿Alquien lo sabe?
Gracias por todo. De maña a amazigh… gracias!